Desde que era yo una pequeñita criaturita recogía gatos abandonados en la calle, los cuales mi sacro santa madre se encargaba de regalar a escondidas y cuando me daba cuenta ya no había nada que hacer, aunque esa era su versión.....mmm capaz que los envenenaba y tiraba por ahí! mmmmmmmmmmmm, mejor me quedo con la idea de que los regalaba.
Cuando logré independizar mis trapos y tener un lugar para llamarle hogar recomencé mi labor de madre Teresa de Calcuta, protectora y defensora de los gatos indefensos y desvalidos, y a pesar de los constantes enojos de mis vecinos, de fijo casi siempre hay en el hogar de 4 a 5 gatos, entre los que van y vienen otros tantos que rescato de la calle, pero hoy decidí que no seguiré rescatado gatos...y si, te lo pongo bajo firma!
Hace 7 días llevé a 3 gatas a esterilizar, entre ellas, una de mi trabajo la cual estaba preñada, pero pensando en que era mejor para ella y el futuro de los gatitos, la incluí en la línea del quirófano, todo iba muy bien hasta hoy en la mañana, cuando al bajar las escaleras me percato que había rastros de sangre por todo el piso y en una escena dantesca encontré a la preciosa Margarita, estaba muerta, ¿qué pasó?, no lo sé, no quise revisarle más, sólo vi que se le había abierto la herida y se le salieron las entrañas........
Quizá es como dicen, cuando toca, toca, y por más que quiera rescatarlos, si estaban predestinados a morir jóvenes, de una u otra manera llegan a ese destino, han sido varios gatos ya con el mismo fin a pesar de mis buenas intenciones y mis cuidados.
Hoy me iré a dormir con una imagen que jamás borraré de mi cabeza y un hueco más en mi corazón,
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