De pronto me descubro mirando la luna, el aire es fresco, las estrellas brillan tímidamente al lado de la imponente luz de la luna, la melancolía amenaza con invadir mi noche y el insomnio vuelve a reirse bajo la ansiedad de cada día.
De pronto mi vieja amiga y compañera aparece tras la puerta, hace tiempo no la miraba ni me acosaba, quizá será que no me había dado tiempo de sentirla, que había ignorado su presencia y la había escondido en el fondo de mi mente, cubierta con capas de trabajos y problemas, pero hoy, que la luna y el aire a otoño envuelven la noche, de pronto la miro, me sonríe, y me recuerda que aunque pasen los años, los días, aunque pase la vida, la melancolía siempre anda escondida en un pequeño hueco de mi corazón y se asoma a escondidas cuando la luna llena mis ojos.
De pronto mi vieja amiga y compañera aparece tras la puerta, hace tiempo no la miraba ni me acosaba, quizá será que no me había dado tiempo de sentirla, que había ignorado su presencia y la había escondido en el fondo de mi mente, cubierta con capas de trabajos y problemas, pero hoy, que la luna y el aire a otoño envuelven la noche, de pronto la miro, me sonríe, y me recuerda que aunque pasen los años, los días, aunque pase la vida, la melancolía siempre anda escondida en un pequeño hueco de mi corazón y se asoma a escondidas cuando la luna llena mis ojos.